Podría ser el título de una película, pero lejos de la ficción, pura realidad. Todos los pasos fronterizos con la vecina república del Paraguay están cerrados, la vigilancia es estricta, pero los cigarrillos “truchos” y otros productos siguen nadando el Paraná.
Basta transitar la avenida Mitre de Posadas para encontrarse con una media docena de personas que ofrecen a mano alzada los cigarrillos del “poder” paraguayo.
Cada semana se informa desde distintas fuerzas el decomiso de miles de cartones que intentan ingresar a territorio argentino, quizás, sea solo una mínima porción del contrabando real.
Seguramente el consumo de estos cigarrillos ilegales habrá crecido a los niveles pre-pandemia o quizás superado, que estaba en el orden del 50 por ciento del mercado.
Obviamente que la venta de estos cigarrillos repercute en las arca del estado y de los propios productores tabacaleros de Misiones. La provincia y los municipios pierden que ingrese una importante suma en concepto de impuestos y los tabacaleros una porción no menos importante del FET.