Mucho hemos escuchado hablar sobre biocombustibles en el último tiempo, y de los beneficios que la utilización de los mismos traería al ambiente. Incluso, los últimos aumentos de precios han tratado de ser explicados, justificándolos desde este punto de vista.
La Ley 26.093 de la Nación Argentina entiende como biocombustibles “al bioetanol, biodiesel y biogás, que se produzcan a partir de materias primas de origen agropecuario, agroindustrial o desechos orgánicos…”. No brinda explicaciones adicionales con respecto a la utilización del combustible gaseoso, denominado “biogás”, pero plantea que a partir del 1º de enero de 2010:
·El “gasoil o diesel oil” debe ser mezclado en un 5 % con la “especie de combustible denominada biodiesel”.
·La “nafta” debe ser mezclada en un 5 % con la “especie de combustible denominada bioetanol”.
Deja en claro que “la Autoridad de Aplicación tendrá la atribución de aumentar el citado porcentaje…”, por lo que se entiende que, en consonancia con los países desarrollados, el porcentaje de biocombustibles irá en aumento.
Una vez aclaradas estas cuestiones de definiciones y posturas, me propongo explicar de dónde se obtienen los biocombustibles.
·El biodiesel se fabrica a partir de cualquier grasa animal o aceites vegetales, que pueden ser ya usados o sin usar. Se suele utilizar girasol, canola, soja, etc., los cuáles en algunos casos, son cultivados exclusivamente para producirlo.
·El bioetanol es un alcohol que se obtiene a partir de maíz, sorgo, caña de azúcar o remolacha.
·El biogás, resulta de la fermentación de los desechos orgánicos.
Con respecto a la producción de biodiesel, la Argentina juega un papel clave en 4 cultivos importantes: soja, girasol, maíz y trigo. Como ejemplo, es el tercer productor de soja del mundo y el primer exportador de aceite y derivados de soja. Hoy produce el 18 % del total de soja producida en el mundo, exportando el 94 % de su producción, el 20 % como grano y el resto en forma de aceites, harinas y biodiesel.
Los países desarrollados están incrementando el uso de biocombustibles, principalmente ante un escenario de escasez y de subas de precios de combustibles fósiles. Por lo tanto la búsqueda de combustibles alternativos, resulta imperativo para las políticas públicas.
Teniendo en cuenta que los consumidores internacionales no pueden autoabastecerse y las exigencias legales locales, la Argentina podría potencialmente cubrir la demanda de biocombustibles, ya que se encuentra en condiciones de producir a un costo notablemente más bajo que el resto del mundo.