«Es como tapar el sol con el dedo», ha indicado en declaraciones a la prensa durante un simposio internacional sobre gestión forestal y bosques que se celebra hasta el próximo sábado en Burgos.
Según De Camino, que también desempeña el cargo de subdirector del Centro Agrícola Tropical de Investigación de Enseñanza de Costa Rica (CATIE), resulta «más fácil» dar fondos para conservar o restaurar bosques a los países en desarrollo, que «comprometerse a reducir el consumo (en los países más industrializados).
«Es fundamental -ha dicho- desarrollar el sentido de la responsabilidad ciudadana, pero de verdad, por ejemplo ahora ha salido un coche eléctrico de última generación por más de 100.000 euros. Probablemente solo lo pueda comprar alguien que ya tiene otros dos carros» en su garaje.
Por otro lado, De camino ha defendido que «los valores by beneficios» que ofrecen los bosques sean recompensados económicamente, sin embargo «estamos en un sistema en el que los precios no funcionan, no indican el valor ni la escasez …».
En Costa Rica, país donde reside desde hace 26 años, sí se aplica un sistema de pago de servicios ambientales que se abona a través de un impuesto al combustible.
La recaudación de esta tasa se invierte después en la conservación o regeneración de los bosques, lo que «ha ayudado mucho a quitar inercias e invertir en medio ambiente».
La Red Iberoamericana de Bosques Modelo está formada por 26 de estos espacios naturales, que engloban en total a siete millones de habitantes y una superficie de treinta millones de hectáreas (20 millones de las cuales pertenecen a Bolivia).
Un bosque modelo, -concepto que surgió en Canadá en los años 90-, se caracteriza por integrar en su gestión a todos los agentes de la zona, desde vecinos a empresas y administraciones.
Entre las dificultades que afrontan este tipo de bosques en América Latina, De Camino ha mencionado su falta de recursos y su vulnerabilidad a los cambios políticos, pues les afectan «mucho».
El simposio internacional está organizado por
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