Un equipo de especialistas del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) detectó un conservante no permitido en bebidas que se venden como sidras, una de las más populares que se consumen durante las fiestas.
Por ello, se estableció que se venden en el mercado bebidas que no deberían denominarse como “sidra” y se advirtió la falta de información útil para el consumidor.
El INTI analizó en sus laboratorios la calidad de un producto de consumo masivo para acercar a los consumidores información segura y confiable que les permita tomar buenas decisiones a la hora de elegir una marca entre las góndolas. En vísperas de las fiestas, trabajó sobre la sidra, un producto cuyo consumo se concentra en un 80% entre los meses de octubre y diciembre.
Como parte del “Programa de desempeño de productos”, el INTI analizó la calidad de la sidra que según el Código Alimentario Argentino (CAA) define como la resultante “exclusivamente de la fermentación alcohólica del jugo recién obtenido de manzanas sanas y limpias, con o sin la adición de hasta un 10% de jugo de peras” al cual se le agregan endulzantes y gasificantes.
En este sentido, el Instituto analizó 30 presentaciones de sidras correspondientes a 20 marcas existentes en el mercado, una de las cuales corresponde a una marca propia de un supermercado. Para realizar los ensayos en los laboratorios del Centro INTI-Agroalimentos e INTI-Diseño Industrial, previamente se efectuaron compras en distintos puntos de venta del país, localizados en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; y en las provincias de Buenos Aires, Mendoza, San Luis y Río Negro.
Los resultados del informe
En base a los ensayos y análisis físico-químicos que se efectuaron, se detectó el conservante benzoato en nueve de los productos analizados sobre un total de 30. Se trata de un conservante no permitido en este tipo de bebidas por el CAA.
Si bien es empleado en numerosos alimentos de muy diversas características y composición por su actividad antimicrobiana, hay personas sensibles a estas sustancias que, por simple contacto con la piel, manifiestan síntomas típicos de una alergia en forma principalmente de urticaria.
Las personas sensibles al ácidoacetilsalicílico (más conocido como aspirina) tienen más probabilidad de manifestar sensibilidad a los benzoatos dada la semejanza en la estructura química de ambos compuestos. También son más propensos a reacciones de tipo alérgico a estos aditivos quienes manifiestan sensibilidad a la tartracina (aditivo colorante).
La tendencia mundial es utilizar cada vez menos benzoato y sustituirlo por otros conservantes de sabor neutro y menos problemáticos, como el sorbato y el dióxido de azufre que son conservantes que sí están permitidos para prolongar la vida útil del producto evitando el desarrollo de microorganismos.
Si bien en los casos analizados los valores obtenidos en estos dos conservantes permitidos se corresponden a los admitidos para sidra por el CAA (no deben exceder los 320 mg/L en el caso del dióxido de azufre y 250 mg/L en los sorbatos), uno de los productos analizados no lo declaró en el listado de ingredientes y, peor aún, ocho declararon en su etiqueta “sin conservantes”, cuando en realidad, sí contienen conservantes.
Por otro lado, la cantidad del extracto seco, la masa del residuo fijo obtenido después de la evaporación de las sustancias volátiles de la sidra, es uno de los parámetros que establece el C.A.A. como condición para definir que una bebida pueda llamarse “sidra”. De los productos analizados, cinco presentaron un valor de extracto seco menor al que corresponde a sidra.
Paralelamente, en cuatro productos analizados se advirtió que la acidez volátil dio un valor muy cercano al límite establecido por el CAA para considerar una sidra apta para el consumo. Si bien los resultados están dentro del límite hay que tener en cuenta que este parámetro es un indicativo de la alteración por bacterias lácticas que imparten un gusto ácido a la sidra. Este tipo de alteración no causa un efecto dañino a la salud pero modifica organolépticamente al producto, es decir, su sabor.
Respecto de la seguridad del envase, se observó que de los 30 productos analizados, al intentar ser abiertos, en tres casos el corcho saltó solo, lo que implicaría un riesgo para quien manipula la botella.
Por último, al evaluarse la información útil al consumidor que (a criterio del INTI y basada en normativas vigentes) debería estar presente en el envase del producto, se advirtió que 16 marcas carecían de alguna o varias de las informaciones útiles esperables.
Información confiable para fortalecer la producción
Además de brindar información confiable a los consumidores, este informe tiene por objetivo fortalecer la producción nacional de la sidra, que alcanza a los 40 millones de litros al año; a la vez que acercar a las empresas productoras, concentradas en las provincias de Buenos Aires, Río Negro, Mendoza y San Juan, información técnica que permita incluir mejoras en sus procesos y productos.
Desde 2008 este programa realiza ensayos a los más variados productos y elabora informes técnicos de cada uno con un doble objetivo: asistir a la industria nacional en la mejora de la calidad de su producción y sus procesos productivos, y a su vez colaborar en la educación del consumidor para que se convierta en parte activa del proceso de mejora continua de la industria nacional.