Productores hortícolas de la zona sur de la provincia participaron de una capacitación sobre producción de tomates y pimientos, en la localidad de Gobernador Roca. La jornada incluyó recorrida de chacras e invernaderos para detectar y corregir los errores más comunes en el desarrollo de estas hortalizas.
Prácticas culturales, capado, injerto, plagas, enfermedades y malezas; desordenes fisiológicos, cosechas, cuidados, indicadores de cosecha, atributos de calidad, post cosecha, almacenamiento y empaque, fueron algunos de los temas que abordaron los ingenieros Roberto Pacheco y Verónica Obregón, del INTA de Bella Vista (Corrientes).
El gerente de Programas y Proyectos del IFAI, César Niklas, explicó que “a partir de las reuniones con los productores fuimos detectando necesidades puntuales y con estas capacitaciones nos propusimos reforzar conocimientos, para abordar las correcciones que nos marquen los técnicos y asegurarnos la producción”. Además comentó que “el año pasado realizamos encuestas entre los productores para conocer las necesidades. La idea es el acompañamiento permanente al productor, no solo desde lo financiero y técnico sino en el proceso total. Sabemos que este tipo de producción requiere un manejo especial”.
Después, destacó la presencia de los técnicos del INTA de Corrientes porque Bella Vista es una zona productora importante y ellos no solo brindaron las charlas técnicas sino que también recorrieron las chacras para marcar las correcciones necesarias en el terreno.
El ingeniero Pacheco consignó que con estas capacitaciones se busca adaptar la producción de tomates y pimientos a la realidad de Misiones. Si bien el clima es similar al de Corrientes, aquí el suelo es distinto. “La idea es brindarles herramientas para que puedan adaptar el cultivo de tomates y pimientos a las condiciones de Misiones, porque son las dos hortalizas de mayor consumo tanto en la nación como el mundo”, comentó.
El profesional hizo hincapié en la necesidad de vigilar la densidad de plantación, enfermedades más comunes, los problemas con el suelo, aprender a manejar temperatura y humedad en los invernaderos, fechas en que se desarrollan mejor estas plantaciones, entre otros temas en los que se capacitó a los colonos. A partir de la experiencia registrada por el INTA en Corrientes, Pacheco recomendó “la siembra de pimientos a partir de los primeros meses del año: de enero a marzo se logra una buena producción”. En cambio, señaló que “el tomate no se banca mucho el calor pero se adapta al frío de nuestra región, por lo tanto hasta junio se pueden lograr buenos cultivos”.
En esa línea, aconsejó la siembra de 20 mil plantas de tomates por hectáreas y de 23 mil de pimientos, lo que equivaldría de 400 a 650 plantas por invernadero. “El pimiento es libre, dejamos que la planta genere hojas y brotes, brindando soporte solo cuando requiere alguna conducción lateral. El tomate, en cambio, al ser enredadera necesita más cuidados porque hay que ir ligándolo, podando y desojando”, describió Pacheco entre otras tareas culturales para estos cultivos.
Afirmó que “ambas plantas crecen muy bien en invernadero, pero hay que aprender y vigilar el manejo de las plagas para evitar daños posteriores y pérdidas económicas. Hay que conocer los factores y como controlarlos con ciertas herramientas químicas, aunque la tendencia es la disminución del uso de estos productos”.
Diagnóstico precoz
Por su parte, la fitopatóloga Obregón insistió con la importancia de conocer qué bacteria u hongos afectan a estas plantas para realizar el diagnostico precoz y que la enfermedad no se extienda atentando otros cultivos. En esa línea precisó que “lo más común en el tomate es el marchitamiento que se produce por una bacteria llamada ‘ralstonia solanacearum’ y que lleva a la muerte de la planta”. También mencionó que existen hongos foliares, muy frecuentes en los invernaderos y que se corrigen con el uso adecuado de fungicidas.
Obregón insistió con los productores en “la necesidad de aprender el manejo integrado que va desde la desinfección del suelo, cuidados de la planta y el manejo del clima dentro del invernadero para no afectar nuestra producción. Si a ello le agregamos el diagnóstico precoz de las enfermedades frecuentes, vamos a lograr la producción deseada”.