Dos proyectos de ley buscan modificar el esquema de impuestos internos para las bebidas sin alcohol que se endulcen con jugos naturales. De un lado quedan los productores de vino; del otro, los industrializadores del maíz. Cada uno argumenta ser más sano y beneficioso para la economía que su rival
Un aviso de Coca Cola de finales de 2015 reveló la guerra silenciosa en la que se encuentran sumergidas dos economías regionales: la vitivinícola y la del campo.
El motivo de la pelea son dos proyectos de ley tendientes a bajar los impuestos a las bebidas sin alcohol, jugos, aguas y refrescos que utilicen endulzantes naturales -derivados defrutas-, y elevarlos para aquellas que endulcen tal como lo vienen haciendo hasta ahora conjarabe de maíz de alta fructosa (JMAF).
Lo que en verdad se pone en juego son intereses de empresas gigantescas. Como si el territorio argentino fuese un ring, de un lado se encuentran jugadores como Ledesma, Cargill y Arcor, principales referentes de la producción del jarabe de maíz.
Del otro, es posible encontrar a Peñaflor, Fecovita (ex Giol) y Cepas Argentinas, principales elaboradores de mosto concentrado.
En el medio, como árbitros de un partido en el que también se juegan sus intereses, aparecenCoca-Cola y la industria azucarera.
La compañía estadounidense puso en evidencia la pelea silenciosa cuando sorprendió con avisos publicitarios en distintos medios del país en los que afirmaba que compraba jugos naturales de frutas a las economías regionales por u$s245 millones.
Esto es, jugos y derivados de naranjas, limones, pomelos, manzanas, peras, duraznos y uvasque se producen en distintas zonas del territorio nacional.
Pero detrás de ese aviso se asoma la pelea de fondo, surgida a partir de dos proyectos de ley que quieren modificar el esquema de impuestos internos a las gaseosas y otros jugos y refrescos sin alcohol que hoy son endulzados, mayormente, con jarabe de maíz, producido por gigantes de la industria del campo.
Uno de esos proyectos fue elaborado por el diputado nacional por la provincia de Formosa, Luis Basterra, y el otro, por Guillermo Carmona, su par por Mendoza.
El del mendocino se basó en el texto del primero -que apunta a fomentar el empleo de sustancias provenientes de jugos concentrados naturales para incentivar el consumo de estos productos que, a su entender, son "sin dudas más saludables".
El proyecto también se basa en un trabajo encargado por la Corporación Vitivinícola Argentina -COVIAR, la entidad a cargo de impulsar el plan estratégico del sector- a UBATEC sobre elimpacto económico y social que un cambio en los impuestos internos provocaría en el mercado argentino de jugos de frutas y, por ende, en las economías regionales que lo sustentan.
De acuerdo con los proyectos de ley -cuyo debate, se descuenta, se concretará a lo largo de este año en el Congreso- se propone que a las bebidas endulzadas con jarabe de maíz de alta fructosa pasen a pagar un impuesto interno de 28% contra un 4% que abonan en la actualidad.
Ese gravamen será del 26% para los productores de bebidas que usen un 10% de jugos naturales en la elaboración, mientras que habrá exención tributaria para quienes empleenmás de 20% de jugo natural en el mismo proceso.
Lógicamente, una modificación en el esquema impositivo obligará a las empresas productoras de bebidas y refrescos sin alcohol a actuar rápidamente porque las alícuotas más altas tendrán un impacto directo en el precio final de los productos que elaboran.
Tan natural
Visto así, no pareciera que una iniciativa de este tipo generara inconvenientes.
¿Quién cuestionaría que se compren más jugos naturales de manzanas, peras, limones, naranjas, duraznos y uvas si, además, las bebidas endulzadas con esos productos se verían beneficiadas a nivel impositivo?
Más aún: ¿quién renegaría de incorporar estos insumos como endulzantes naturales si, además, se trata de sustancias mucho más saludables?
Nadie lo cuestionaría. Si hasta Coca-Cola se ocupa de poner en evidencia todo lo que compra en esas materias primas para elaborar sus propios productos. No sólo eso: también pone el énfasis en el impacto positivo que eso provoca en las economías regionales.
Sin embargo, el debate no es tan sencillo cuando hay intereses económicos en juego.
El rechazo a este proyecto proviene tanto de aquellos que elaboran jarabe de maíz como de los productores de azúcar, que se resisten a avanzar en la dirección que sugieren las iniciativas legislativas.
Entre los primeros se encuentra Glucovil, la mayor elaboradora de JMAF de la Argentina, propiedad de Cargill y Ledesma, dueña de los principales ingenios de azúcar del país. El otro gran player de jarabe de maíz es Arcor.
Los productores de azúcar salieron con los tapones de punta. Sostienen que la industria vitivinícola quiere trasladar a la azucarera su crisis, y que el mosto (el jugo de uva concentrado que se vería beneficiado en caso de que se apruebe el proyecto de ley de Carmona) no es más natural que el azúcar, que es idéntico a la fructosa y que, inclusive, presenta más riesgos para la salud.
"Endulzar con jugos naturales es un eufemismo porque la industria vitivinícola pretende usar mosto. Los cítricos y los otros jugos no entran en esta categoría. El proyecto que busca incluir el mosto pone énfasis en la cuestión de la salud, pero el jugo concentrado de uva también es fructosa" dijo a iProfesional, Fernando Nebbia, presidente del Centro Azucarero Argentino.
"La diferencia entre el mosto y el jarabe de maíz y el azúcar es que es cinco veces más caro", aseguró Nebbia, al tiempo que agregó que "el principal problema del mosto es que para que sea un endulzante requiere mucho más tratamiento industrial que otro producto".
Desde la industria vitivinícola relativizaron la postura de los azucareros. E, inclusive, dejaron entrever que como el azúcar es también un endulzante natural, los beneficios de una futura nueva ley de impuestos internos a las bebidas y gaseosas también los alcanzaría a ellos.
"El tema pasa por el jarabe de maíz, que cuesta la mitad que un jugo natural y endulza el doble. Las economías regionales en su conjunto perdieron terreno frente al avance del JMAFen estos últimos 20 años", explicó Sergio Villanueva, gerente de la Unión Vitivinícola Argentina (UVA).
En el medio aparecen quienes se proveen de todos estos insumos, como Coca-Cola, el principal comprador de endulzantes para jugos del país.
"Somos el mayor comprador de jugos naturales. Y nuestras compras son contundentes según el sector del que se trata. Nuestro peso más fuerte es en cítricos y duraznos. En peras,manzanas, y uvas el impacto es menor", señaló Francisco do Pico, director de Asuntos Públicos y Comunicaciones de Coca-Cola Argentina.
El directivo indicó que las compras de jugos naturales son más importantes que las que realizan de JMAF, pues representan un tercio de lo adquieren en relación con el primer insumo.
Sin querer entrar en el debate sobre los proyectos en cuestión, Do Pico indicó que "cualquier modificación en el esquema impositivo nos afecta. Lo que hay que analizar es el costo productivo. En muchos casos, el valor del mosto de uva triplica al de otros endulzantes, porque hay que procesarlo. Para algunas cosas sirve pero para otras no".
En una sintonía similar a la del Centro Azucarero, desde Coca-Cola señalaron que el jugo de uva blanca hay que industrializarlo para que se convierta en azúcar y que, en general, los jugos de frutas que se compran son, precisamente, para jugo y no para endulzar.
Un sustituto perfecto
Un estudio de UBATEC, entidad integrada por la Universidad de Buenos Aires y la Unión Industrial Argentina (UIA), destaca que el jugo concentrado de uva es un sustituto perfectoen términos de edulcoración.
Para llegar a esa conclusión, analizaron las cuatro fuentes para endulzar que hoy se utilizan en la Argentina: azúcar, JMAF, jugos de manzanas y jugo de uva.
El informe sostuvo que "el efecto de las modificaciones tributarias es claramente positivo para el total de la economía".
Si bien no hay cambio en el valor agregado de gaseosas y aguas saborizadas porque haysustitución en el consumo "la molienda húmeda de maíz se ve perjudicada y el resultado final (en valor agregado total) es más que compensado por la ´tracción´ de las demandas adicionales de azúcar, vitivinicultura y frutas".
En números esto sería así: bajar los impuestos del 28% al 3% para sustituir edulcorantes por mosto permitiría a la industria vitivinícola generar $1.000 millones adicionales en ventas.
Cuando se analiza la demanda de jugos naturales en función de los escenarios que plantean los proyectos, el estudio concluye que las economías regionales -básicamente la vitivinícola y la de peras y manzanas- se verán impactadas positivamente.
El informe de UBATEC indicó que el consumo de bebidas se mantendría en los 4.500 millones de litros anuales -el más alto del mundo, junto con Estados Unidos-.
Lejos de perjudicar a la economía de la caña de azúcar, el informe señala que las comprastreparían de 283.000 toneladas a casi 320.000 toneladas.
También se vería beneficiada la industria vitivinícola, que podría destinar más de 65.500 toneladas de mosto al sector de bebidas cuando hoy prácticamente no tiene participaciónen ese segmento.
Por el contrario, la que se vería afectada sería la industria del jarabe de maíz, que se obtiene de la molienda de ese cereal: las compras actuales por casi 238.000 toneladas anuales a algo más de 106.000 toneladas con alguno de los esquemas impositivos propuestos.
Es decir, que el impacto más negativo sería soportado por los jugadores más grandes de esta guerra, como Ledesma, Cargill y Arcor.
Y si bien el informe destaca que el de molienda húmeda es el sector más afectado no prevé que un cambio en la imposición tributaria y, por ende, en las compras que hagan las productoras de bebidas y gaseosas impacten en la fuerza laboral.
El actual esquema impositivo a las bebidas, gaseosas y refrescos fue modificado durante los años 90 por el ex ministro de Economía, Domingo Cavallo. En ese momento, bajó el impuesto interno de 24% a 4%, y a los productos endulzados naturalmente se les quitó la exención tributaria de la que gozaban.
Los proyectos de Basterra y de Carmona-Tomas proponen, de alguna manera, volver al esquema previo a la modificación de Cavallo como un incentivo para las economías regionales.
Algo que en la década anterior ningún dirigente político se ocupó y preocupó por modificar en favor de las provincias.
Fuenteiprofesional por Andrea catalano