La investigación, de tipo cualitativa, fue realizada por la Cátedra de Química Orgánica y Biológica de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE, con el objetivo de observar y evaluar el uso de pesticidas en explotaciones frutihortícolas del cinturón verde de la Ciudad de Corrientes.
El trabajo fue realizado en 18 unidades de producción hortícolas, localizadas e indicadas por técnicos del Mercado de Concentración y del Ministerio de la Producción de Corrientes, teniendo en cuenta tres zonas bien diferenciadas de producción como la zona del Barrio Molina Punta (Zona I), la periferia del pueblo de Santa Ana (Zona II) y chacras de la avenida Maipú al sur (Zona III).
La superficie cultivada por la gran mayoría de estos productores oscila entre 1 y 7 hectáreas, la mayor parte de la producción tiene como destino el Mercado Central de la ciudad de Corrientes.
Estas chacras se dedican a cultivos bajo cobertura o a campo abierto, cultivando lechuga, acelga, pimiento, perejil, zapallo, tomate y pimentón con fines de comercialización.
Allí se hicieron observaciones y entrevistas a dueños y trabajadores a través de un cuestionario que incluía preguntas sobre la generalidad del manejo que hacen de los agroquímicos desde la compra de los mismos hasta la eliminación de los envases.
En cada una de las visitas se pudo observar las diferentes prácticas agrícolas que se utilizan, con grados diferenciados de tecnologías utilizadas, acorde a su alcance económico, de conocimiento y también a su grado de responsabilidad en cuanto a las técnicas aplicadas.
“Hemos encontrado algunas deficiencias en las prácticas de manejo, que responden a cuestiones económicas, culturales y falta de conocimiento” explicó la ingeniera agrónoma Alicia Castillo, directora de la investigación de la que participó además el ingeniero agrónomo Rubén Santillán, y otros colaboradores.
Resultados. De acuerdo a lo observado en el estudio, si bien casi la totalidad de los entrevistados manifestó conocer la peligrosidad del daño que pueden producir los plaguicidas, se pudo comprobar realmente que no son utilizados todos los equipos de protección ni tampoco las medidas preventivas de uso.
Algunos productores aducían el factor económico que llevaba a no adquirir ciertos elementos de seguridad debido al costo de los mismos, y el factor cultural por el cual alegaban que el modo de aplicación sin protección es producto de la costumbre heredada o de ver a los demás realizarlo de ese modo.
En cuanto al proceso de manejo del producto, Castillo expresó que un sector minoritario de los productores tenía algún asesoramiento de profesionales para la compra de los insumos, pero en cambio la mayoría indicó que la única información sobre el tipo de fitosanitario a usar era por conocimientos propios o heredados de otras personas o por indicación de los vendedores.
Respecto al traslado del comercio a la chacra, en general, los plaguicidas frecuentemente son trasladados en vehículos en la misma cabina del conductor sin tener en ningún caso equipo adecuado de transporte como extintores, material absorbente para derrames o recipiente con agua.
Sobre el depósito de los agroquímicos, en cada una de las chacras el modo y sitio de almacenaje de los plaguicidas fue diferente, y se encontraron envases al aire libre o cerrados, en cajas o baldes, muchas veces cercanos a lugares de uso común como dormitorios, cocina, zanjas, pozos de agua y hasta en heladeras en desuso. Sólo dos fueron los casos en que dentro de la quinta o campo existía un depósito exclusivo para plaguicida, relativamente alejado de la casa.
Según se observó en el estudio, la mayor parte de los productores no realiza monitoreos de plagas, enfermedades o malezas para determinar la necesidad de uso de los plaguicidas, debido a que las aplicaciones se realizan de modo preventivo, sin tener necesariamente en cuenta la presencia de la plaga.
Tiempo de carencia. Ante la consulta de si conocían y respetaban el tiempo de carencia de los productos , que indica los días que deben pasar entre la aplicación del plaguicida y el consumo del producto, el 60% de los productores respondía que sí, aunque solamente unos pocos demostraban que en verdad tenía el conocimiento y sabía de lo que hablaba. Muchos chacreros aplicaban los productos los fines de semanas para poder llevar la cosecha los lunes al Mercado Central, cuando el tiempo de carencia es de más días.
También se encontró desinformación en cuanto a la mezcla y preparado del producto para su aplicación.
“La idea era observar concretamente cuál y cómo es el manejo de los plaguicidas en las chacras” explicó la ingeniera agrónoma.
Aclaró que no se pretende centrar el problema en las deficiencias existentes, sino que esta información básica recogida ayude y permita a las autoridades competentes encarar planes que puedan prevenir o detener los riesgos que acarrea el uso de pesticidas en forma no controlada, tanto en el ambiente como en la salud humana.
Dijo que para ello es de suma importancia el rol de los técnicos y profesionales, que llevan a cabo los técnicos de Mercado de Concentración, quienes al recorrer las quintas y supervisar los cultivos, recomiendan prácticas para el manejo de insectos, malezas y enfermedades, basadas en el control químico.
Consideró que con el plan se pudo tener una mejor visión, que si bien es acotada, sobre el uso de plaguicidas en nuestro cordón hortícola, lo que sirve como paso inicial a otras investigaciones en este tema de vital importancia.
Trascendencia. “Se puede decir que a pesar de que existe aún poca información con respecto al manejo de fitosanitarios, existe un creciente interés por parte de los productores, lo cual requiere también poner mayor énfasis en los controles de seguimiento por parte de las autoridades” expresó Castillo.
En orden de mantener y mejorar su productividad, es sabido que los productores realizan el control de diferentes plagas, pero existe un desconocimiento por parte de la gran mayoría de los productores, en cuanto a los tipos, dosis y momentos de aplicación de los pesticidas.
Esta falta de conocimiento agrava los problemas de sanidad de los productos obtenidos, de la presencia y/o permanencia de ellos en suelos y aguas, cuya incidencia representa peligros potenciales en la calidad de vida.
La creciente demanda de alimentos a nivel mundial obliga al continuo estudio y adopción de nuevos métodos y técnicas de producción para incrementar la calidad y cantidad de los mismos, como biotecnología, manejo integrado de plagas entre otros.
La horticultura en la Argentina se caracteriza por su amplia distribución geográfica y por la diversidad de las especias productivas, con una superficie de 700.000 hectáreas y una producción de 14.000.000 toneladas.
En lo referente a nuestra región, es conocido que los sistemas de producción, en especial de hortalizas han aumentado notablemente en los últimos años en la provincia de Corrientes. Su producción hortícola comprende a 15.000 hectáreas y con un rendimiento de 240.000 toneladas promedio.
José Goretta
Universidad Nacional del Nordeste. Facultad de Ciencias Veterinarias.