“El negocio del futuro es agregarle valor a la carne, encontrar cuál es el producto que demanda el mercado y tenérselo empaquetado para que lo consuma”, así lo expresó Daniel Rearte, coordinador nacional del Programa Carnes del INTA, en el marco de la jornada del Proyecto nacional de nutrición animal que se realizó en el INTA Concepción del Uruguay –Entre Ríos–.
Rearte aseguró que ese propósito se logra “manteniendo una imagen de país de carne sana y natural”. Y agregó: “Tenemos que visualizarnos como el principal exportador con buenos precios, sin descuidar que podemos tener una mayor producción en una menor superficie”.
En esta línea, Francisco Santini –del proyecto integrado Nutrición del INTA–, indicó que se debe estar atentos a lo que los mercados van a demandar y en este sentido, el INTA “está trabajando en investigación aplicada para poder generar carne con alto valor de ácidos poliinsaturados y conjugados”.
Según Santini: “Con una suplementación de lino, aceite de pescado o girasol se puede modificar y mejorar el perfil de ácidos grasos del producto para lograr efectos benéficos sobre la salud”.
Esto no quiere decir que hablemos de un solo tipo de carne, “tenemos que pensar en los mercados que buscan alimentos con alto valor nutraséutico y con alto contenido de ácidos grasos insaturados”, señaló Rearte.
De cara al futuro, otro de los puntos claves en los que el INTA trabaja es reducir la emisión de gases de efecto invernadero. “El sistema de medición que patentamos nos permite cuantificar las emisiones de este tipo de gases, particularmente el metano en sistemas productivos reales”, dijo Guillermo Berra –especialista del INTA Castelar–.
En el país, el 30% de las emisiones de gases son responsabilidad de la ganadería. Según Berra: “Con nuestro método pudimos comprobar que una vaca de 500 kilos produce
La denominada «vaca mochilera» fue desarrollada por investigadores del INTA Castelar para medir la emisión de gases de efecto invernadero que estos animales producen.
Investigaciones desarrolladas en el INTA Castelar, demostraron que “en los tambos, si se aumenta la producción en tres litros por vaca, se mejora la preñez un 2 % y se disminuye el índice de abortos un 2 % se reducen las emisiones de metano en aproximadamente un 17 %”.
Por último, Rearte afirmó que “el INTA, las universidades y los grupos CREA trabajan para generar tecnologías que permitan aumentar la eficiencia productiva. Por ejemplo, si hay un buen mercado para producir carne de feedlot es necesario eficientizar el proceso y lograr darle al animal, la menor cantidad de grano por kilo producido”.
Producto de estas investigaciones, el INTA publicó un libro con los diferentes trabajos de investigación realizados en 10 estaciones experimentales (Balcarce, Gral. Villegas, Bordenave, Pergamino, Anguil, Concepción del Uruguay, Colonia Benítez, Santiago del Estero, Cerro Azul y Salta) y en el Centro de Investigación en Ciencias Veterinarias y Agronómicas –CICVIA– de Castelar, que forman parte de los proyectos nacionales en nutrición animal.