Los estorninos se reproducen cada vez más en territorio bonaerense y amenazan la producción agrícola, y también han anidado desde hace años en la Ciudad de Buenos Aires donde pueden subsistir gracias a su extraordinario poder de adaptación.
“Quizás las medidas de control para retirar del medio silvestre a esta especie pueden parecer antipáticas a los ojos de algunos; pero los intereses de la conservación de la fauna nativa y los intereses de producción agropecuaria regional están muy por encima de cualquier otra consideración», aseguró el senador Reverberi.
Considerada una de las especies más perjudiciales del mundo se desconoce cómo fue que llegaron a nuestro país. Una de las hipótesis fue que las aves ingresaron hace una década producto del contrabando de animales, desde la misma provincia de Buenos Aires.
Hace diez años, personal del INTA Paraná, conjuntamente con la secretaría de Ambiente de la Nación, ya consideraba al estornino una especie de alto riesgo por los daños que causa a la producción agropecuaria.
A poco de ingresar al país, presumiblemente en la zona de Tigre, Buenos Aires, el ave se dispersó por la zona del delta gracias a su exponencial poder de reproducción, y ya se informaba de su presencia en la provincia de Entre Ríos, varios puntos de la provincia de Buenos Aires, y en la capital federal.
Desde los últimos años distintas entidades rurales y organizaciones conservacionistas de nuestro país advertían que si a los estorninos no se los frena a tiempo llegan a multiplicarse a tal punto que es imposible su erradicación.
Eso ocurrió en Estados Unidos, país que abandonó la idea de erradicarlos y desde hace décadas aplica solamente medidas paliativas, resignado a reducir multimillonarias pérdidas en su producción agrícola con aportes estatales, pero a convivir con la plaga.
El estornino pinto- es un ave de tamaño mediano y plumaje oscuro, muy parecido al tordo que habita nuestra llanura pampeana. Pero a diferencia de éste, su alta capacidad reproductiva y de adaptación le ha permitido diseminarse ya por los cinco continentes a expensas de la producción agrícola.
Pero el ave también hostiga desde hace siglos a las grandes urbes del primer mundo. En Europa, los municipios gastan millones de euros para reducir su reproducción que desmejora las fachadas de los edificios.
En nuestro país, el estornino ocupa hoy un amplio corredor que va desde el sur de la provincia de Santa Fe hasta Magdalena, con pequeños focos en la costa atlántica bonaerense. Pero además está poblando La Plata y otras ciudades vecinas.
Por su capacidad reproductiva y su voracidad (comen prácticamente de todo: desde insectos hasta alimento balanceado y basura), los estorninos pintos han empezado en los últimos tiempos a desplazar a otras especies locales sin encontrar todavía un predador natural que ponga freno a su avance.
El presidente de la Comisión de Asuntos Agrarios en el Senado bonaerense fue preciso: «Urge tomar medidas: cuánto antes los extingamos, menor será el costo de las pérdidas».
Pero después de una década de reproducción sin resistencia el ave en cuestión parece muy afinazada y erradicarla no se presenta como una tarea simple.
La mala fama del estornino inspiró al británico Alfred Hitchcock para la película “Los Pájaros” en de 1963. El maestro del suspenso imaginó que las aves de todas las especies atacaban a los humanos sorprendidos por un enemigo para el que no estaban preparados.
Una metáfora fílmica del temible estornino si las hay.