Un relevamiento realizado por TodoAgro arroja como resultado que en Argentina se instalarán más de 60 robots ordeñadores en 12 tambos de Córdoba y Buenos Aires. Por qué se afirma esta tendencia, cuál es la hoja de ruta para robotizar.
Si bien el primer robot ordeñador en Argentina se instaló en el Inta Rafaela, en la provincia de Santa Fe, donde se han realizado diversas experimentaciones desde 2015, las provincias que picaron en punta en la incorporación de sistemas de ordeñe voluntarios son Córdoba y Buenos Aires.
En Córdoba está proyectado que se instalen 19 robots de la empresa DeLaval y 16 de la empresa Lely, es decir se espera que haya 35 robots funcionando a fines de 2019.
Los productores Ariel Dalmasso (instalará 4 robots en Carnerillo), Isidro Bonamico (6 en Adelia María), Roberto Azcurra (4 en Ticino), José Andruetto (3 en Oliva), Martín y Gastón Brito (2 en Coronel Moldes) , son quienes tendrán sus robots De Laval funcionando en 2019, quienes se sumarán a Oscar Fornasero quien desde hace más de dos años tiene dos robots de la compañía sueca funcionando en su establecimiento El Zurdo (Morteros), y está analizando instalar otros dos robots en un plazo perentorio. Es así que Córdoba sumaría 19 robots VMS de la firma DeLaval en este 2019, lo que junto a los dos que tiene funcionando Fornasero, totalizan 21 sistemas de ordeñe voluntario en la provincia mediterránea.
En el país, DeLaval abrochó además con Héctor Biolcatti y familia, la instalación de 12 robots en el Establecimiento El Broquel (Carlos Casares, Buenos Aires), 6 en La Polvorilla (Castelli), empresa que corporiza Jorge Olmedo, y también colocará 4 robots en el establecimiento de los Di Fonzo (María Ignacia, partido de Tandil). Esto significa que en la provincia de Buenos Aires se instalarán 22 robots VMS de DeLaval, y a ellos se le sumará otro robot a instalar en el INTA Rafaela, que pasará a manejar dos unidades.
Por su parte, la compañía holandesa Lely que desembarcó en Argentina de la mano del ingeniero Federico Alonso, no le va en zaga en la competencia, y trajo la última versión de su robot, el Lely Astronaut A5 con el que sensibilizó a decenas de productores. Ya están funcionando 6 robots en la zona de Tandil en el establecimiento de Diego Baudrix, y en breve se instalarán 3 robots en el tambo de Oscar Chapado, en la zona de Bunge (Buenos Aires), 2 equipos en el establecimiento de Boyer y Turchi (Trenque Lauquen), y en Córdoba también se decidieron por Lely, las familias Cervigni (Ordoñez) y Montechiari (Monte Maíz), quienes colocarán 8 robots cada uno en sus tambos estabulados; con lo que en total Lely Argentina tendrá instalado 27 robots en el país en 2019, aunque “tenemos más de 20 proyectos en carpeta que totalizan unos 80 robots”, indicó Federico Alonso en diálogo con TodoAgro.
Preguntado por el precio de los equipamientos de la compañía que ya ha comercializado decenas de miles de robots en el mundo, dijo que “depende de cuántos robots y siempre son presupuestos a medida”, aunque indicó como referencia que para un sistema pastoril el valor de dos robots ronda los 300 mil dólares, “lo que incluye todo el equipamiento Lely, que significa entre otros elementos los collares de detección de celo y rumia”. Este valor no incluye la obra civil, ni tinglado, ni el tendido eléctrico, aunque puntualizó “esos valores bajan en la medida en que se incorporan más robots”. Alonso señaló que Lely posee financiación propia en dólares con bancos de Holanda.
En Sudamérica crece fuerte la automatización
Mayor producción de leche y costos de mano de obra más bajos son dos factores que incentivan a los tamberos a adoptar la robotización. Además permite manejar horarios más racionales para quienes trabajan en el ordeño.
El ordeño robótico es una tecnología desarrollada al final de los años 80 que se popularizó en la siguiente década señaló un reporte de la BBC y agrega que ha estado disponible comercialmente en Holanda desde 1992, en Reino Unido desde 1994 y en países como Canadá y Estados Unidos desde mediados de los 90. Lely y DeLaval lideran las ventas en el mundo, aunque también Boumatic y GEA han desarrollado sus propuestas;y en EE.UU. hay dos empresas con peso en determinadas regiones que son Galaxy y Milking Systems.
Pero hay que enfatizar que no solo leche recolectan los robots, sino que realizan una gran cosecha de datos y estadísticas diversas, desde la cantidad de grasa de la leche hasta el recuento de células somáticas, el peso de los animales, la condición corporal, etc., lo que ayuda a una lechería de precisión. “En Sudamérica se empezó después de Europa y EE.UU, pero es increíble la adopción de esta tecnología, y ya hay más de 250 robots trabajando en Sudamérica y muchos en proyecto, con sistemas pastoriles, híbridos y estabulados”, indicó Marcelo Catalá, gerente de Grandes Proyectos y Robótica de DeLaval, quien llegó a Villa María a participar de una jornada sobre Robótica, tras el exitoso primer Congreso Latinoamericano de Ordeño Robótico realizado semanas atrás en la ciudad de Los Ángeles, en Chile, muy cerca de donde la firma Ancali instaló en su lechería 64 robots ordeñadores.
En esa oportunidad, Marcelo Catalá, subrayó: “Esta asistencia tan atenta a estos temas nos confirma que Villa María y Río Cuarto son dos zonas que han adoptado con fuerza la incorporación de tecnologías en el manejo de la empresa lechera. Nuestra presencia aquí tiene que ver con una devolución a quienes han confiado en esta estrategia productiva y un aliento a quienes piensan integrarse a este grupo en el futuro”, enfatizó Catalá.
Marcelo Catalá: Nuestro país es el tercero en adopción de esta estrategia luego de Brasil y Chile, pero Argentina es donde tiene un sensible crecimiento, y hay mayor cantidad de unidades por tambo.
-¿Cuál es la principal limitante para incorporar esta tecnología?
-El financiamiento es un obstáculo importante, en un momento donde la lechería no está pasando un buen momento, de todos modos se están tomando decisiones importantes.
-Ante esa dificultad, ¿DeLaval tiene diseñado una propuesta de financiamiento propia?
-Sí, tenemos una propuesta propia para hacer viables los proyectos.
-Instalar un proceso robotizado es el último eslabón de una larga cadena de decisiones. Descríbanos ese proceso paso a paso.
-El robot es la última frontera, pero hay otros pasos que la preceden que tienen importancia en el resultado final. Tener buenas vacas, alimentar bien, se tienen que hacer muchas tareas antes para que cuando se introduzca el robot se pueda dar un salto en producción, y se pueda analizar y utilizar toda esa información que el robot está entregando a través de una cantidad de sensores. Allí estará el desafío de utilizar la mayor parte de esos datos de un modo eficiente para mejorar la producción, y por supuesto de la rentabilidad.
-¿Cuál es la hoja de ruta que debe seguir un productor en un proceso que culmine en la robotización del tambo?
-Hay elementos esenciales que preceden a la decisión de robotizar. Por supuesto tener buenas vacas, sanas, de buena genética. Acompañado a esto se debe tener una buena alimentación, eficiente, y todo esto acompañado de un manejo funcional. No se debe creer que la tecnología desalojará empleados, sino que necesitará capacitarlos para que puedan tomar decisiones a partir de la lectura de la información que se genere en el proceso.
El especialista dice que la compra de un robot requiere una inversión de unos 100 mil dólares. Y todos los dispositivos de puertas inteligentes (que serán los mismos aun cuando se trate de tres robots) son otros 25 o 30 mil dólares.
-Antes de pensar en robots hay diversos sistemas automatizados se han integrado a la producción en estos últimos años, ¿cómo estamos en ese aspecto?
-Estamos creciendo, se han ido incorporando muchos retiradores de pezones y lavadoras automáticas, pero estamos lejos de lo que debiera ser. Es más, hay algunos establecimientos que están pensando en robotizar sin haber incorporado ante algunos niveles mínimos de automatización.
Catalá cuenta que a partir de sus viajes por América ha podido recoger miradas diversas que ven a los productores argentinos se los ve profesionales, tienen un manejo muy ajustado de costos, saben “leer” la información que la tecnología le entrega. El productor local se dedica a la lechería no lo hace como un pasatiempo, lo hace a partir de una decisión razonada, profesional. Eso es lo que me hace ser optimista sobre el futuro de la lechería argentina.
Por José iachetta – Redacción TodoAgro
Fuente: Todo agro