En la tradicional área triguera, el sudeste bonaerense, el cereal está entre los rindes históricos y los obtenidos luego de las heladas, las plagas y la virosis. Agustín Bilbao, referente de la regional Necochea de Aapresid, contó que, en la región, el otoño, invierno y el inicio de la primavera fueron secos, y sólo las lluvias aisladas permitieron la supervivencia del cultivo.
Cuando normalmente lo acumulado en todo el año es 900 mm, en este momento sólo hay unos 550 mm caídos.
Según el técnico, estas condiciones se extienden desde Necochea hasta Mar del Plata, J.N. Fernández, Lobería y Tres Arroyos. En cambio, las precipitaciones sí favorecieron toda el área desde Tandil y Azul hacia la costa.
En este momento, el 100% de los trigales se encuentra en grano pastoso, y las temperaturas templadas acompañan favorablemente al llenado, aunque Bilbao estimó que la cosecha se adelantará 10 días respecto de lo que ocurre en años normales.
Con la condiciones de desarrollo de esta campaña los ambientes serán muy influyentes. En los pocos profundos, con la tosca cerca de la superficie, el trigo puede estar desde 25 qq hasta los potenciales en los sitios profundos.
La virosis dijo presente en el sudeste. En macollaje aparecieron fuertes ataques. Por eso, Bilbao subrayó que en muchos lotes, si las condiciones no predispusieron el avance del virus en la planta, sólo se perdió área foliar basal. En eso casos, las mermas llegan al 20%, y el trigo puede alcanzar de 30 a 35 qq/ha.
También sorprendió el ataque grave de pulgón de la espiga. Los pulgones proliferaron gracias a las condiciones se detectó a tiempo, junto al fungicida, se aplicó un insecticida, con lo cual los lotes fueron bien controlados.
En lotes sin el control químico, se podía observar, en promedio, de 50 a 80 pulgones/espiga. Un dato curioso que aportó Bilbao fue que las heladas produjeron más daño en las regiones costeras que a nivel continental, cuando normalmente es al revés. Sin embargo, los daños que ocasionaron no son comparables a los vistos en 2007/08.
En esta campaña, Entre Ríos es «la excepción que justifica toda regla». Casi indistintamente desde el centro hacia el sur, la condición es excelentemente atípica.
Marcelo Belloso, de la localidad de Nogoyá (centro), y Gonzalo Ríos Centeno (La Redención-Sofro), en Gualeguay (sudeste), coincidieron que las condiciones fueron las óptimas, casi comparables con las del sudeste de Buenos Aires.El cultivo, en este caso, se «hace» en noviembre, y durante ese mes la temperatura promedio se eleva; esta campaña fue templada, favoreciendo el llenado.
Según ellos, hasta el momento no se escuchan rindes de 25 qq, y se arriesgaron al sostener que un productor que sembró con tecnología de punta puede pretender rindes promedio de más de 40 qq/ha. En esta región, el avance de la campaña está en un 30%.
En este momento, los principales cuellos de botella se encuentran en la logística y en la necesidad de trilladoras, ya que los volúmenes de cosecha son altos, y el cultivo está con la humedad de recibo.
En la La Redención-Sofro, los rindes alcanzan, hasta el momento, entre 40 a 55 qq, aunque, por la época del año, las labores deberían encontrarse más avanzadas. Sin embargo, las lluvias las retrasan.
En la zona núcleo, el trigo se «hizo con lo puesto» inmediatamente después de la cosecha de la soja. En el centro de la provincia de Buenos Aires, Pedro Vigneau, de la regional Bolívar, afirmó que “la escasa superficie de trigo, la menor tecnología utilizada, y el castigo delclima entregarán trigales de no más de 25 qq/ha”.
En esta región, la falta de humedad acompañó durante todo el ciclo. El y los productores esperaban por las recargas primaverales, que se presentaron, pero tarde, para aportar al rendimiento final.En la mitad del ciclo, un período de altas temperaturas aceleró al cultivo, que luego fue castigado por las heladas.
La combinación entre la falta de humedad, la severa amplitud térmica y el viento produjo un “quemado” general de hojas, que afectó indistintamente a todos los ciclos.
Hacia el norte de la región pampeana, la disponibilidad hídrica inicial fue decisiva. En este caso, los productores estimaron una campaña complicada, e hicieron estrategia. José Fernández Moreno, de la regional Venado Tuerto (Santa Fe), contó que el clima en la región fue desparejo y generó microzonas.
Según sus pronósticos, el trigo en la región puede estar entre los 25 a 40 qq, asociado “a cómo abrió el lote respecto de la humedad inicial”. Los productores que midieron el almacenaje antes de sembrar, y en función de ello determinaron ambientes, fueron los más favorecidos.
Aquellos que se animaron por el trigo en un año en el cual ni la emergencia estaba asegurada, optaron por la estrategia de Jorge Mazzieri, presidente de la regional Los Surgentes, de Aapresid, en el sudeste cordobés.
“Sembré trigo en el 25% de años normales, en ambientes reservados con rastrojo de soja de primera, y que de acuerdo a los análisis almacenaban 120 mm”. En su establecimiento, Mazzieri definió dos fechas de siembra de trigo: de finales de mayo y de finales de julio.
Según el técnico, las labores que comenzaron a finales de mayo con los ciclos largos se extendieron hasta principio de junio. Durante ese período, la disponibilidad total en el perfil era pareja. Seguido, al turno de los intermedio-cortos, la humedad superficial se agotó aunque se mantuvo en profundidad, por lo cual las labores se detuvieron a la espera de nuevas recargas, que recién llegaron a finales de julio.
Apoyado en el comportamiento errático del clima y la aparente pérdida de la estacionalidad, Mazzieri sostiene que “nuevamente rompo el paradigma de la fechas de siembra en trigo, que sostiene que se puede sembrar hasta finales de junio”.
Al evaluar el comportamiento de las fechas de siembra, el segundo grupo se encuentra en mejor condición, ya que su madurez es pareja.
En la región, una primavera «adelantada» de agosto apuró a los materiales, pero luego retornó el frió con heladas débiles durante septiembre. Así, en el primer grupo hubo muerte de macollos, mientras que la espiga principal continuó su desarrollo. Actualmente hay espigas maduras y otras en estado pastoso, por lo que la cosecha se retrasará para trillar un cultivo de humedad de recibo pareja.
Fuente: Infocampo