La polémica generada por la Resolución 170 del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) que establece un tope de cinco hectáreas para todos los productores que quieran incorporar nuevas plantaciones a partir del próximo año, no solamente reveló ante la opinión pública un debate interno del sector yerbatero, sino que también provocó alguna inquietud entre los materos, preocupados por la provisión de su inseparable compañero de todos los días: el mate.
“Queremos llevar tranquilidad a los consumidores porque, tanto la producción de materia prima como la provisión yerba mate elaborada se encuentran ampliamente garantizadas”, subrayó el presidente del INYM, Juan José Szychowski.
En declaraciones al diario Ámbito Financiero el titular del organismo yerbatero, exhibió los datos y gráficos para sostener sus argumentos. El año pasado, los argentinos consumieron 268 millones de kilos de yerba mate, mientras que los embarques hacia el exterior sumaron 42 millones de kilos. Según Szychowski, el sector no tendrá inconvenientes en satisfacer esa demanda; e incluso un volumen mayor. “En los depósitos de la industria existe un stock de 248 millones de kilos; es decir, el equivalente a casi diez meses de consumo, tanto para el mercado local como para las exportaciones”, refirió.
De acuerdo a esos datos, al cierre de mayo la industria yerbatera contaba con el mayor stock de los últimos cinco años. “Es normal que la industria mantenga varios meses de stock – explicó Szychowski- porque, además de una reserva de yerba mate elaborada y también cuentan con yerba mate canchada (estado previo a la molienda) que se va procesando en la medida que cumple los meses de estacionamiento que cada empresa le proporciona a su marca”.
De acuerdo a la información que recopila mensualmente el INYM, también la producción de materia prima se encuentra respaldada. Anualmente se procesan alrededor de 800 millones de kilos de hoja verde de yerba mate y las proyecciones indican que, de no mediar alguna contingencia climática grave, ese volumen se mantendría este año. “Esa hoja verde ingresa a los secaderos y se convierte en yerba mate canchada. De esta manera se van reponiendo los stocks de la yerba que se comercializa”, apuntó Szychowski para graficar la dinámica en la cadena yerbatera.
“Uno de los argumentos de los molinos es que tienen que importar yerba canchada de Brasil y Paraguay porque acá no consiguen”, planteó el periodista. Szychowski buscó unos recortes de diarios y señalando uno de los párrafos afirmó: “La respuesta a esa pregunta está en las palabras de uno de los directores de la Industria en el INYM, quien el 19 de noviembre pasado en declaraciones a un diario local manifestó que lo hacen porque les resulta más barato traerla de afuera”.
Sectores vinculados a la producción primaria deslizaron que, en el fondo, “la maniobra de importar yerba” responde a una doble jugada. Por un lado, las empresas evitarían “quemar” su stock y, por el otro, se ejercería una fuerte presión a los productores locales para que bajen el precio de la materia prima. “Hace cinco años atrás, fueron esos mismos pequeños productores quienes financiaron a la industria recibiendo cheques posdatados hasta 360 días. Ahora nuevamente se pretende ponerlos contra las cuerdas”, advirtieron esas mismas fuentes.
Arraigo productivo
Algunos de los que se oponen a Resolución 170 del INYM le otorgan a la medida un tinte regresivo y acusan al organismo yerbatero de pretender aplicar “un criterio socialista para la producción”. En ese sentido, el presidente del INYM recordó que esos mismos actores que hoy rechazan el ordenamiento de la actividad, “son los mismos que en el 2017 aprobaron una medida realmente restrictiva, ya que ese año la Resolución 59 prohibía realizar plantaciones durante 2017, 2018 y 2019; e incluso, establecía cupos de cosecha obligando a dejar un 20% en planta”.
Para Szychowski, este tipo de análisis se encuentran “fuera de la realidad” y recordó que la resolución fue tomada a partir de un pedido de las entidades que representan a los productores de Misiones y Corrientes. “En ningún párrafo se menciona la palabra “prohibir” porque, más allá de la cuestión social de fortalecer el arraigo de miles de productores en sus chacras, también existen argumentos productivos para implementar este ordenamiento de nuestra actividad”, remarcó.
De acuerdo a los relevamientos efectuados por el INYM, la superficie cultivada de yerba mate en Misiones y Corrientes suma 177.543 hectáreas, las cuales están en manos de 9.983 productores. En realidad, se trata de pequeños productores que viven y trabajan en sus chacras, ya que 5.143 agricultores tienen menos de 10 hectáreas de yerba mate y otro 2.023 se ubican en la franja de 10 a 30 hectáreas.
“Si todos los productores plantasen cinco hectáreas, en un solo año se podrían generar 49.915 hectáreas. Hay que recordar – enfatizó – que, además de permitir a grandes y chicos incorporar 5 hectáreas nuevas por año, la Resolución 170 también habilita a implantar hasta un 2% más de la superficie declarada, con lo cual se estarían sumando otras 3.550 hectáreas”.
Según estas proyecciones, la actividad yerbatera tiene la posibilidad de incorporar poco más de 53.465 hectáreas cada año; es decir, puede ampliar anualmente en un 30% la extensión de yerba mate cultivada. “Todo esto sin contar la posibilidad de reponer sin límite las plantas secas o muertas”, añadió Szychowski.
Sobre el final, el presidente del INYM recordó que la decisión de brindar la misma posibilidad de desarrollo a cada eslabón de la cadena yerbatera es uno de los pilares que sostiene el Plan Estratégico Yerbatero firmado por todos los sectores: “Lograr una actividad yerbatera con la mayor cantidad de actores, competitiva, socialmente responsable, equitativa y ambientalmente sustentable, que ofrezca al mundo productos naturales, genuinos y de calidad”.