La presión tributaria consolidada, incluyendo cargas nacionales y provinciales, en los establecimientos agrícolas alcanzará el 61% en la zona núcleo (Córdoba) y el 85% en provincias como Salta, siempre sobre los márgenes netos esperados para el ciclo 2016/2017.
En esta última región del NOA, con el reembolso de cinco puntos porcentuales de las retenciones a la soja caería al 78 por ciento
Los datos se desprenden de un trabajo elaborado por los economistas Juan Manuel Garzón y Nicolás Torre, del Ieral de la Fundación Mediterránea. Garzón planteó a La Nación que dos decisiones de política económica mejoraron los márgenes agrícolas. Son la eliminación parcial de las retenciones y la normalización de las operaciones de exportación de cereales.
De todos modos, indicó que la carga tributaria sobre el campo agrícola "sigue siendo alta" no sólo porque la presión tributaria es récord en el país, sino porque la soja -principal producto- sigue alcanzado por un impuesto que grava la facturación con alícuotas elevadas, como son los derechos de exportación.
Las retenciones representarán entre el 50 y 70 por ciento de presión impositiva total sobre el campo. Ganancias es el impuesto que sigue, por su peso, en el ránking mientras que la participación de las cargas provinciales es reducida.
De cada 100 pesos de impuestos que paga un campo en producción agrícola, sólo diez terminarán en las arcas fiscales de la jurisdicción donde se desarrolla la actividad, incluyendo la recaudación de los tributos propios y los impuestos coparticipables. Unos 30 pesos irán al resto de las provincias y los 60 restantes al Estado Nacional (Tesoro y Anses).
Los economistas del Ieral, en un ejercicio contrafáctico, describieron que la eliminación de las retenciones sobre los cereales, la reducción de los cinco puntos porcentuales sobre la soja y el punto final de las restricciones al comercio exterior bajaron la presión tributaria entre 14 y 17 puntos porcentuales en las zonas núcleo (Marcos Juárez) y Centro-Norte (Jesús María), respectivamente.
Para Garzón, lo más importante es que los cambios permitieron que la unidad productiva del NOA tenga márgenes positivos, lo cual no se hubiese dado sin esos cambios. Los campos productivos tomados como base para el ejercicio son de 500 hectáreas y con una asignación de tierras entre cultivos de 17,5% para trigo y soja de segunda; 52,2% para soja de primera, y 30% para maíz.
Fuente: La Nación