El INTA tiene hoy un bien ganado prestigio nacional e internacional entre los productores y sus pares técnicos resultando vital, en consecuencia, su preservación como herramienta de desarrollo tecnológico y de extensionismo rural. No debe ser utilizado para la construcción de políticas agropecuarias, rol que le es absolutamente especifico al Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, recientemente creado.