El sector exporta y abastece el mercado interno, pero tiene importantes inversiones paradas por efecto de la crisis y a la expectativa de ver cómo se define el modelo del negocio.
La Argentina importó el pasado año un millón de metros cúbicos de gasoil. Este año reemplazará gran parte de esa cuota con la producción de 700 mil toneladas de biodiésel, que se mezclarán desde marzo para alcanzar el 5 % de todo el gasoil que se comercializa en el país.
“Estamos sustituyendo importaciones. Y generamos exportaciones de 160 mil toneladas en enero, en enero por U$S 140 millones; para este año prevemos exportar por unos U$S 1.500 millones, muy por encima de lo que alcanzamos en 2009 cuando se sumaron sumaron U$S 921 millones” por las ventas al exterior.
La síntesis es de Fernando Peláez, el presidente de la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio), que reúne a las empresas que representan el 95 % de la producción del país. El 80 % de esas empresas están instaladas en la provincia de Santa Fe.
El país arrancó el año con una capacidad instalada de 1,5 millones de toneladas en el año, y lo cerrará sumando la capacidad para otras 500 mil toneladas, según inversiones que están en marcha.
La Argentina tiene en vigencia un programa que debía iniciarse en enero pero que se puso en marcha en marzo, para “cortar” ese combustible con 5 % de biodiésel. El ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, aseguró que en cuatro años la proporción debe alcanzar el 20 %; para Peláez, se puede pensar en un 10 % de aquí a un par de años.
La clave estará puesta en la ecuación entre la capacidad de producción en el país para atender al mismo tiempo las necesidades del mercado interno y de la exportación.
Inversiones suspendidas
Peláez explicó que muchas inversiones quedaron suspendidas por la crisis global de la economía. Y que los planes para construir nuevas plantas -un proceso que demanda de 6 meses a un año- dependerán especialmente de la posibilidad de exportar.
Para el mercado interno se usarán este año unas 500 mil toneladas de las 700 mil comprometidas por los fabricantes; la reducción fue por la demora en al puesta en marcha del plan nacional.
Para fin de año habrá otro 1,3 millón de toneladas que deberán competir en el mercado externo con el biodiésel de colza que se produce en Europa y el de aceite de palma que se fabrica en malasia e Indonesia. La Comunidad Europea (con cortes del 5,75 % de su gasoil) es el principal comprador, junto a Canadá.
“Pero el mercado es bastante volátil a nivel global”, explicitó Peláez ante la consulta. A diferencia de los cereales en Chicago o de las herramientas financieras en Wall Street, los biocombustibles no tienen un mercado específico y las demandas varían según producciones también variables de los vegetales de los cuales se nutre.
Inversión y empleo
Carbio estima que se han invertido más de U$S 500 millones en la construcción de plantas y U$S 400 millones en capital de trabajo. Cualquiera sea su capacidad, cada planta de biodiésel ocupa 50 personas; el sector estima que se generaron 600 puestos de trabajo directos y otros 4.000 indirectos. Se exportaron 170 mil toneladas de biodiésel en 2007; 700 mil toneladas en 2008 y 1,2 millón en 2009; la Argentina es el quinto exportador mundial; el gobierno argentino cobra 17 % de retenciones sobre esas ventas al exterior. El etanol para mezclar con nafta es por ahora un actor en lista de espera para el mercado interno; sus plantas están en Tucumán, donde producen a partir de caña de azúcar.
¿Hay porotos para todos?
Peláez “no cree” que pueda haber tensiones entre importación y mercado interno, como sucede hoy con otros productos de la economía nacional. Pero el directivo de Carbio dejó en claro que las nuevas inversiones para ampliar la capacidad productiva dependen de la posibilidad de vender en el mercado internacional.
El directivo admitió que “casi no hay diferencias” en el precio que el gobierno nacional fijó para que las petroleras que operan en el país hagan los “cortes” a su gasoil, y el que obtienen en la exportación.
Cuando semanas atrás De Vido anunció la puesta en marcha del programa del corte de combustibles a nivel nacional, el secretario santafesino de Agricultura y Biocombustibles, Carlos Sartor, sostuvo que en la provincia hay capacidad suficiente para “cumplir con la demanda del mercado interno y, a la vez, acrecentar sus exportaciones”.
El complejo sojero tiene una capacidad de molienda de 51 millones de toneladas; la cosecha de este año estaría por arriba de ese volumen. “A la Argentina exportar poroto no es lo que más le gusta”, sostuvo Peláez, quien explicó que sólo se vende a granel lo que no se convierte en harina o aceite.
Los importadores chinos -el principal mercado de la cadena sojera- presionan para comprar el poroto porque necesitan abastecer a sus propias plantas aceiteras. La Argentina busca la salida de harinas (hacia Europa fundamentalmente) y aceites (a Oriente). El combustible es una nueva demanda que desafía el modelo sojero, las presiones del monocultivo en el uso de la tierra productiva y la oportunidad de generar divisas.
Fuente: El Litoral