“Para lograr un buen rendimiento en la cosecha, hay que cuidar tanto o más al suelo que a la planta, porque a la planta la podés reponer y al suelo no”. Las sabias palabras son de Don Marcos Munaretto, quien fue distinguido hoy como Buen Productor Yerbatero 2018 por el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM).
En una jornada cargada de emoción, Munaretto recibió una placa de manos del presidente del INYM, Alberto Re, donde se lo reconoce como Productor del Año 2018. Los motivos son muchos y confluyen en líneas generales en producir de manera sustentable, conservando la fertilidad del suelo y la calidad y cantidad de agua, y aplicando la poda de la planta en tiempo y forma.
“Este es uno de los días más gratos para el INYM. La chacra de Munaretto y él mismo son un modelo a seguir, un modelo de sustentabilidad y amor hacia la planta; un aspecto sobresaliente es que sigue trabajando y viviendo en su tierra”, destacó Re en el acto homenaje al agricultor. “Gracias. Estoy muy emocionado”, fue la respuesta. “Gracias a toda mi familia”, agregó frente a su esposa Felicia, a su nieta Karina, y a sus hijos Néstor, Raquel, y Luis, presente en el lugar.
Don Marcos Munaretto tiene 88 años, y las buenas prácticas agrícolas lo acompañan desde siempre. Aprendió observando y “escuchando a los que saben de estas cosas”. Su chacra de 126 hectáreas, con 55 hectáreas de yerba mate, 25 de té, 14 de forestación y 32 de Selva Paranaense, está certificada desde el 2009 por la Red de Agricultura Sostenible de Rainforest Alliance.
La primera hectárea de yerba mate la plantó en el año 1935; luego vendrían otras cuatro, y con los años un poco más, hasta llegar a las actuales 55 hectáreas, todas sistematizadas, lo que evita la erosión del suelo y asegura la productividad que va de 7 a 15 mil kilos de hoja verde por hectáreas por año, con la meta de llegar a esta última cifra en toda la superficie. A esa experiencia se sumaron más técnicas conservacionistas, como el correcto manejo en el corte de hojas de las plantas, cubiertas verdes en invierno y en verano, y la incorporación de árboles nativos dentro del yerbal, todas complementarias.
Este pionero de Campo Ramón es también pionero en la inter plantación de yerbales, con una meta de reposición de 50 mil nuevas plantas en inter líneos del viejo yerbal, de las cuales ya están produciendo 30 mil plantas.
El “colono”, hijo de inmigrantes italianos, es un hombre que estuvo siempre a la vanguardia. Tras aprender del sabio suizo y naturalista Alberto Roth, implemento en un lote de su chacra el modelo de plantar en un rozado sin quemar los restos de los árboles. Es que el fuego además de dejar desprotegido al suelo expuesto a una acelerada erosión quema los organismos y microorganismos benéficos que viven en él y contribuyen al equilibrio ambiental. Munaretto tanto entiende esa sinergia, que profundizó ese camino a lo largo de los años y exhibe como lema: “Producir Conservando”, una premisa que se impone cada vez con más fuerza en todos los sectores y en todo el Planeta.
En la chacra de “los Munaretto” también se produce agua. Un tercio de la superficie tiene cubierta monte y ese “paraguas protector”, junto a otras prácticas, hicieron posible la recuperación y consolidación de tres vertientes de agua. Así, la Selva Paranaense se levanta conservada en las nacientes y en márgenes de los arroyos, cumpliendo el rol de captación del vital líquido y otros servicios ambientales.
El bienestar del personal que trabaja en la chacra es otra de sus prioridades, y esto puede observarse en la infraestructura dispuesta, donde hay casilla para agentes de protección de cultivos, depósitos de fertilizantes y de combustibles y lubricantes, caminos internos recuperados y conservados.
El reconocimiento del INYM
El reconocimiento Buen Productor Yerbatero es otorgado por el INYM desde el año 2013 a productores yerbateros que se destaquen por aplicar prácticas de manejo de plantas y suelo que contengan principios innovadores basados en condiciones de sustentabilidad, y que puedan servir de modelos productivos independientemente de la superficie, ubicación y nivel tecnológico o mecanización aplicada.
El primer reconocimiento fue otorgado (el 26 de diciembre de 2013) a Mateo Froehlich, un agricultor de Ruiz de Montoya que practica producción agraria sustentable.
El segundo (otorgado el 23 de diciembre de 2014) fue para Luis Lytwyn, quien en su plantación de 7 hectáreas de yerba mate trabaja constantemente en la adopción de nuevas tecnologías y siguiendo los lineamientos de los organismos de extensión rural; implementa manejo semimecanizado, utilizando tijera electrónica y tarefeadora mecánica.
El tercer y cuarto reconocimiento (en el 2015) fue otorgado a dos agricultores: Mariano José Kovach, de Colonia Liebig, y a Carlos Antonio Horoszczuk, quien, junto a su familia, año a año incorpora mejoras en el yerbal de siete hectáreas que tiene en su chacra ubicada en Dos de Mayo.
En el año 2017 fue homenajeado Ricardo Schmidt, sumando el quinto productor que se destaca por su excelencia, dedicación y apuesta permanente a la yerba mate. Y hoy, 21 de diciembre de 2018, el homenaje es para Marcos Munaretto, quien con sus 88 años sigue dando el ejemplo y lo hace a la vanguardia: cuidando la riqueza natural, produciendo sin dañar el agua y el suelo, una premisa que se impone en todos los sectores en la zona productora yerbatera y en todo el planeta.
Fuente: INYM