Desde hace ya varios años se viene discutiendo en Argentina la necesidad de aggiornar
Lo cierto es que, a pesar de la enorme cantidad de reuniones llevadas a cabo por las empresas semilleras, las entidades que representan a productores y demas actores involucrados en el negocio agroindustrial, aún no se ha llegado a conciliar las distintas posiciones. Mientras tanto, el uso propio, pero fundamentalmente el abuso de la tan polémica “bolsa blanca”, terminó con muchas empresas pequeñas y medianas, algunas de ellas familiares, que con mucho esfuerzo y dinero lograban mejoras genéticas para el bien de todos los productores pero que, al no tener un retorno monetario, oficiaban de salvavidas de plomo para esas firmas que terminaron siendo vendidas a fondos de inversion o fueron fagocitadas por empresas mas grandes.
El futuro es hoy
Hoy parece haber llegado el momento de sentarse a discutir un mecanismo adecuado. Uno que le sirva a todos los productores agrarios. Y fundamentalmente a los pequeños y medianos, porque es en estas explotaciones donde el rinde es la diferencia entre vivir y sobrevivir. Y en este caso vale la pena señalar que 7 de cada 10 productores que utilizan biotecnología, son pequeños. Ellos necesitan el mejor rinde posible y eso lo determina, entre otras cosas, la mejor genética posible.
Nuestros vecinos, mejor.
Brasil y Paraguay son paises en los que recientemente se ha logrado un acuerdo para reconocer la propiedad intelectual de la semilla, y proximamente desembarcará, de la mano de firma Monsanto, la soja BtRR2Y, gen RR2 con el que se consiguieron saltos en los rindes de entre el 7 y el 11% en Estados Unidos. Se trata de una nueva generación de semillas, con dos eventos biotecnológicos apilados, creada exclusivamente para los países del Mercosur y que estiman aumentará el rendimiento del cultivo en un 10%. En Brasil y Paraguay, los productores pagan regalias desde 2004.
Monsanto pretende asi alcanzar un entendimiento entre todos los eslabones de la cadena del cultivo y que los productores argentinos paguen regalías por el uso de esta nueva tecnología.
¿Como se implementaria?
Desde Monsanto proponen que se haga en el último eslabón de la cadena, a partir de un análisis sencillo para determinar qué biotecnología tiene el grano que se está vendiendo. Ejecutivos de la firma explicaron a ON24 que se trata de un acuerdo entre privados del que tendrían que participar las empresas, los productores a través de las entidades que los representan, acopiadores y exportadores.
Inclusive ya realizaron entrevistas con mas de un centenar de productores para explicar las cualidades de la nueva soja. Y estos manifestaron una firme intención de llegar a esa tecnología de manera legal. Sin embargo, aún no hay un acuerdo concreto y de seguir así, Argentina continua dando ventaja a sus competidores de la región.
Fuente: Redacción ON24.