“Fue una reunión movidita”, señalaba un militante autoconvocado de la provincia de Buenos Aires. Se refería a al encuentro que el último lunes mantuvieron cuatro diputados nacionales, integrantes de la comisión de Agricultura y Ganadería, con cerca de 70 productores venidos de todo el país.
El cónclave se llevó a cabo en la Sala I del anexo de la Cámara de Diputados, y de los denominados agrolegisladores, hubo cuatro valientes que salieron a dar la cara, dar respuestas, y a calmar a los ansiosos autoconvocados.
El formoseño Ricardo Buryaile, presidente de la comisión, Jorge Chemes (Entre Ríos), Juan Casañas (Tucumán), y el correntino Lucio Aspiazu fueron los pocos diputados del campo que escucharon en persona las demandas de los autoconvocados que llegaron de distintos puntos del país como las localidades bonaerenses de Bahía Blanca, Olavarría, Azul; de las provincias de Córdoba, Chaco, y Entre Ríos, entre otras.
La previa fue en Casa Blanca, el bar ineludible de la esquina porteña de Riobamba y Rivadavia, al que los autoconvocados están ya abonados en las paradas técnicas antes y después de fatigar los pasillos del Congreso.
Un periplo semanal que comenzó hace dos años con la inolvidable 125. Allí se lo vio a Hugo Biolcati, también al federado Alfredo De Ángeli, aunque se criticó la ausencia del resto de la dirigencia de la mesa de enlace en sus versiones Coninagro, Carlos Garetto, Mario Llambías (CRA), y Eduardo Buzzi (FAA).
El caso es que en la reunión, de varias horas de duración, uno de los temas más calientes giró en torno a la Oncca.
Los autoconvocados exigen una suerte de desmantelamiento sin escalas al sostener que el organismo distorsiona y perjudica al productor con la intervención en el comercio agropecuario.
“Hubo cierto apriete”, confesó uno de los participantes en tono crítico a la intransigencia autoconvocada, que luego atenuó como una “queja fuerte” a los agrodiputados.
El roce llegó con el tucumano Casañas quien trató de justificar la labor parlamentaria realizada al señalar que no daban a basto para alcanzar sin escalas los objetivos planteados durante la campaña política.
Un ejemplo es el de las retenciones, cuya eliminación total, sigue siendo una utopía tan movilizadora como imposible hasta para los propios agrodiputados.
Las variantes segmentación, eliminación gradual, y hasta la reducción al 25% planteada por Carrió en un proyecto reciente son consideradas insuficientes por el sector no agremiado a las entidades.
Además, los autoconvocados exigieron que se cumpliera con el “Manifiesto de Salto” que reclamaba la eliminación de la Oncca, algo que para los dirigentes del agro que hoy ocupan bancas en el Congreso es “imposible”.
La razón que exponen es simple: “no se consiguen las firmas” de los demás legisladores para avalar una propuesta de esa naturaleza.
La calma llegó de la voz de Ricardo Buryaile, quien confió a los autoconvocados que ya contaba con 17 firmas aseguradas para que se aprobara en la comisión de Agricultura su proyecto de ley que lleva a la Oncca a una situación similar a la de su fundación en 1996, como organismo infinitamente más llevadero que el actual.
Precisamente esa había sido la crítica de Eduardo Buzzi en una carta que hizo pública hace algunas semanas.
Si bien 17 diputados no alcanzan a la mayoría de la comisión, serían suficientes para que la iniciativa avance hacia las otras comisiones que la esperan: Comercio y Presupuesto y Hacienda.
Del sector de la oposición, solamente estarían quedando sin firmar ese dictamen, el socialista Luis Viale, y los federados Pablo Orsolini, y Ulises Forte.
El resto de los 35 diputados que integran la comisión es puro kirchnerismo, que no solamente no acompañará el proyecto, sino que tiene una alternativa de ley también sobre la Oncca, liderada por el fueguino
Rubén Sciutto que hasta la semana pasada no había sido formalmente presentada en la Cámara.
Mientras tanto en el seno del radicalismo, donde coexisten tres proyectos distintos sobre la Oncca, algunos de mirada muy distinta, la orden unánime que dieron Ernesto Sanz, presidente del partido, y Oscar Aguad, titular del bloque, fue la de unificar la propuesta sobre la Oncca.
En el radicalismo hubo varias reuniones sobre el tema para aunar criterios y converger en un solo proyecto de ley.
“Quedamos en que esta semana se iba a distribuir un borrador de consenso para luego discutirlo”, confió uno de los participantes de esas reuniones a El Enfiteuta, y se mostró sorprendido de que Buryaile ya esté contando las firmas para el dictamen cuando no se conoce el texto final para la ley radical de la Oncca.
Si bien, desde las bancas federadas se aceptó que se tomara como base la iniciativa de Buryaile, el principal argumento que se transmite es un trámite parlamentario más corto, ya que el proyecto que se respaldó en su momento con autoría de Atilio Benedetti y refrendado por Ricardo Alfonsín debía pasar por la comisión de Justicia, debido al régimen de sanciones que contempla.
En cambio se insistió con la idea de que la Oncca debe ser un organismo descentralizado de Agricultura, y no desconcentrado como en 1996, con al menos algún grado de autarquía para su funcionamiento.
Como fuere la promesa de Buryaile a los autoconvocados fue que el proyecto de la Oncca será tratado en la próxima reunión de Comisión de Agricultura y Ganadería de la Cámara baja. Con las 17 firmas que asegura tener el formoseño su aprobación debería ser un hecho.