La presidenta Cristina Kirchner recibió a las autoridades de la empresa Agco, quienes anunciaron que en octubre inaugurarán una planta de producción de tractores y motores en el partido bonaerense de General Rodríguez, a través de un plan de inversión a cinco años por u$s 140 millones.
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner recibió esta tarde en la Casa de Gobierno, acompañada por la ministra de Industria, Débora Giorgi, a los directivos de la empresa demaquinaria agrícola Agco, quienes informaron que la planta, instalada en el partido bonaerense de General Rodríguez, será inaugurada en octubre, con una capacidad de producción de 3.500 tractores al año que serán destinados al mercado local y para exportar.
En junio de 2014 comenzará a producir motores para equipar los equipos fabricados en Argentina. Además de Allis, comenzará a producir las marcas Massey Ferguson y Valtra.
Las instalaciones de la nueva panta demandaron una inversión de u$s 35 millones, que forma parte de un plan integral de Agco en la Argentina por u$s 140 millones para los próximos cinco años y que incluye, además, la creación de 360 puestos de trabajo, capacitación del personal, desarrollo de proveedores y el incremento de la red de concesionarios.
Giorgi resaltó el crecimiento de la participación nacional en el mercado interno de maquinaria agrícola, “ya que entre 2003 y 2012 se triplicó la venta de tractores y cosechadoras fabricadas en el país”.
Así, mientras que en 2003 los tractores nacionales representaban el 13% del total de las ventas y las cosechadoras fueron el 16%, en 2012 la participación ascendió al 39% para tractores y al 45% para lascosechadoras.
Nueva planta de producción
En un predio de diez hectáreas en General Rodríguez, Agco pondrá en funcionamiento su primeraplanta industrial en el país. Allí iniciará la producción de tractores de la línea Allis (producida actualmente en Rosario) e incorporará las marcas Massey Ferguson y Valtra (hoy no producidas localmente).
La planta alcanzará capacidad para producir 3.500 unidades al año, de las cuales 500 serán destinadas a la exportación (por un valor aproximado de 15 millones de dólares en 2014). Los tractores tendrán, en promedio, un 55% de componentes nacionales.
En la planta de Rodríguez también se incorporará una línea para la fabricación de motores Agco Power, de alta tecnología y bajo consumo para equipar los tractores producidos en Argentina. La nueva línea estará en funcionamiento a partir de julio del año próximo con una capacidad de producción de 2.000 motores por año.
Sobre la empresa
Agco es una compañía de capitales estadounidenses líder mundial en maquinaria agrícola. Cuenta con cinco marcas globales (Challenger, Fendt, Massey Ferguson, Valtra y GSI), emplea a 20.000 personas y tiene una red de más 3.400 concesionarios en 140 países y 20.000 empleados. En 2012 tuvo una facturación de u$s 11.000 millones.
Se instaló en 1996 en Argentina e inició su producción nacional de tractores en 2006, bajo la marca Agco Allis a través de un joint venture con la empresa Baden, de Rosario. El tractor posee un contenido nacional de alrededor del 80% y es el de mayor integración del país. En la Argentina emplea a 150 trabajadores.
asic � o d �y �' cajas, de seis botellas de vino cada una. Es un aumento de 14% en la venta a nivel de volumen físico”, señaló.
El tercer frente del grupo en Brasil es el más difícil en términos de competencia: el mercado del aceite de oliva, que dominan en el país marcas de España y Portugal. El grupo tiene 3% de las ventas, con Cocinero, que también se utiliza para el jugo concentrado de limón. La producción argentina es muy pequeña, de 35.000 toneladas, la mitad del consumo brasileño. ‘El aceite argentino se está desarrollando ahora y atravesando el mismo proceso de mejora de la calidad que registró el vino en los años 90‘, aseguró Lopardo.
El grupo Molinos Rio de la Plata pertenece a la familia Pérez Companc desde 1999, pero es una empresa mucho más antigua: la creó en 1902 el grupo Bunge, entonces de capital argentino. En los años 90, Bunge diluyó su control accionario, tornándose una empresa cuyo comando está en Estados Unidos. En la misma época, la familia Pérez Companc comenzó a deshacerse de algunos activos, como el Banco Rio, vendido al Santander.
Fuente: el cronista.com
ec# � i n �y �' ne; color: rgb(0, 153, 0); font-weight: normal; cursor: pointer; display: inline !important; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial;">Brasil representa 50% de las ventas externas de productos industrializados, que sumaron u$s 96 millones en 2012. La producción de alimentos generó u$s 999,6 millones para el holding que controla la familia Pérez Companc, antigua dueña de la industria petroquímica Pecom, vendida a Petrobras en 2003. La venta de granos al exterior generó u$s 2.500 millones y al mercado interno junto con otras actividades u$s 238 millones.
“Precisamos crecer en la venta de industrializados al exterior y el principal objetivo es Brasil, porque permite aumentar la facturación en actividades con mayores márgenes de ganancia”, dijo el gerente de negocios del grupo, Eduardo Lopardo.
El balance de la compañía muestra que el año pasado el lucro antes de los intereses, impuestos, depreciación y amortización (Ebitda, en la sigla en inglés) cayó de u$s 148,9 millones a u$s 113,1 millones. Una fuerte sequía redujo el margen bruto de las ventas de granos a 3% sobre el total facturado. En el caso de los productos industrializados, en el que 90% se consumen en la propia Argentina, el margen bruto de ganancia fue de 35%.
El mercado de jugo concentrado de limón, que se utiliza como condimento de comidas, es prácticamente inexistente en Brasil. La meta del grupo Molinos es ambiciosa. “Este es un mercado potencial de u$s 65 millones al año. En Argentina, donde está totalmente desarrollado, tenemos el 73% de la participación. Si repetimos ese desempeño en Brasil, generaremos un ingreso de u$s 50 millones, y ese será nuestro principal negocio en el país”, dijo Lopardo.
Argentina es la segunda mayor productora de limón del mundo (detrás de México), con una cosecha anual de 1,4 millones de toneladas. De ese total, se exportan 900.000 toneladas, el equivalente a toda la producción brasileña. En la forma de limón exprimido, Argentina consume cerca de 50.000 toneladas de esta producción. Son 8.000 toneladas de producto industrializado.
Lopardo estima que el mercado brasileño podría consumir 15.000 toneladas de jugo de limón. Brasil frena la importación de cítricos “in natura”, pero las licencias para industrializados se conceden en un plazo de quince días, de acuerdo con el ejecutivo.
“El señuelo es la practicidad. Competir en precio no tiene que ser el objetivo de la industria alimenticia argentina en Brasil, por una cuestión de escala entre los dos mercados. La posibilidad de conseguir márgenes de ganancia pasa por garantizar nichos y trabajar con los mercados de renta más alta”, dijo Lopardo.
Es la misma receta que adoptó el grupo para otros productos enviados a Brasil, como el vino tinto Benjamin, de la Bodega Nieto Senetier, y el aceite de oliva Cocinero. “Vamos a cerrar este año con la venta al mercado brasileño de 355.000 cajas, de seis botellas de vino cada una. Es un aumento de 14% en la venta a nivel de volumen físico”, señaló.
El tercer frente del grupo en Brasil es el más difícil en términos de competencia: el mercado del aceite de oliva, que dominan en el país marcas de España y Portugal. El grupo tiene 3% de las ventas, con Cocinero, que también se utiliza para el jugo concentrado de limón. La producción argentina es muy pequeña, de 35.000 toneladas, la mitad del consumo brasileño. ‘El aceite argentino se está desarrollando ahora y atravesando el mismo proceso de mejora de la calidad que registró el vino en los años 90‘, aseguró Lopardo.
El grupo Molinos Rio de la Plata pertenece a la familia Pérez Companc desde 1999, pero es una empresa mucho más antigua: la creó en 1902 el grupo Bunge, entonces de capital argentino. En los años 90, Bunge diluyó su control accionario, tornándose una empresa cuyo comando está en Estados Unidos. En la misma época, la familia Pérez Companc comenzó a deshacerse de algunos activos, como el Banco Rio, vendido al Santander.