La falta de lluvia en aquel país y en algunas de las principales naciones productoras de trigo disparó el precio internacional del grano.
Ayer, por caso, subió 7,5% tocando 260 dólares la tonelada y completando una suba superior a 50% en sólo dos meses.
La oportunidad de ganancia para los productores está, aunque hay que lamentar que la siembra, si bien mejora con relación a los malos años anteriores, podría haber sido mayor.
El caso del trigo, a su vez, presenta para
Entonces, ¿es buena o mala la noticia? Una respuesta posible es: las dos cosas.
Es buena para los productores trigueros (que están sembrando 4,2 millones de hectáreas contra 3,3 millones de la campaña anterior), que podrán recibir más por su producción.
Es buena, también, para el Estado que recaudará más por las retenciones a las exportaciones (también el maíz subió y la soja viene subiendo).
Complica a los productores que aspiraban a una baja de las retenciones a la exportación del cereal, que están en 23%, y todavía muchos de ellos están esperando que les paguen los subsidios que le prometieron hace un año.
Para los consumidores, el riesgo evidente es el aumento del precio .
En
Un panorama de esa realidad se describió en un informe de la consultora Analytica sobre la pelea entre los planes de ayuda social y la inflación en los últimos años.
El estudio marca que desde fines de 2006 (el mes previo a que comenzaran las maniobras con los índices del INDEC) hasta ahora el rubro Alimentos y Bebidas creció 123% , mientras que el resto de los productos y servicios lo hizo en 67%.
Claro que para el INDEC, en ese período, los alimentos sólo aumentaron 32%.
A partir de esos datos, y de sus comparaciones con las canastas de indigencia y pobreza, una de las conclusiones que demuestra el trabajo es el resultado inflacionario de los últimos cuatro años se comió buena parte de la mejora social que generó la política social y previsional del Gobierno.
Cualquier seguidor de temas económicos podría haber arriesgado esa conclusión (y los que recibieron el golpe al bolsillo lo saben perfectamente), pero lo interesante es el análisis del período.
En el lapso durante el cual el Gobierno incorporó 2,2 millones de jubilados al sistema previsional, aumentó las jubilaciones mínimas e impuso la asignación por hijo, la inflación erosionó fuerte los resultados .
Y un problema adicional es que los precios de los alimentos continúan bajo la amenaza de subas y hay pocos indicios de frenos.
El consumo sigue creciendo (aumentos salariales de 25% a 30% para los trabajadores en blanco y de 26,49% en las jubilaciones compensarían la inflación) y la economía va rápido. El índice de precios que calculan los privados subió en torno de 1,7% en julio, el mejor mes en materia financiera en mucho tiempo.
Los bonos argentinos dejaron ganancias de hasta 25% en dólares y los exportadores (incentivados por la idea de que el dólar se quedará quieto por mucho tiempo) se apuraron a venderle divisas al Banco Central.
El Gobierno tomó US$ 2.300 millones de las reservas y pagó la renta de los Boden 2012 justo en el momento en que parte de los inversores del exterior se lanzaron a comprar bonos argentinos y ahora algunos de ellos ofrecen una renta menor a 10% .
El camino financiero y el de la inflación aparecen asfaltados. Otra vez ante la puja entre el resultado bueno y el malo; y todo a una velocidad demasiado alta.
Daniel Fernández Canedo
Clarín