Los resultados de esta ecuación están definiendo muchos negocios en materia de arriendos y de cambios en los cultivos en Tucumán y su zona de influencia, en Santiago del Estero.
El área cañera aumentará sustancialmente el año próximo, como derivación de los buenos precios sucro-alcoholeros. Se cree que en Tucumán habrá unas 40.000 hectáreas adicionales con caña a las 225.000 que ya están cultivadas.
Por ahora, la producción de bioetanol para el plan de biocombustibles espanta las posibilidades de superproducciones, que tantos problemas causaron en el pasado.
— El arriendo de una hectárea de soja vale 150 dólares. En este caso los contratos son habitualmente a un año.
Es un valor promedio, según las zonas, porque los campos no tienen los mismos precios en todos lados. El factor valor-tierra es uno de los que define los números de los negocios.
— El arriendo de una hectárea con caña de azúcar se cotiza al equivalente a 12 bolsas de 50 kilos. A un promedio de 120 pesos la bolsa, son 360 dólares.
Los contratos se firman a cinco años, por lo general, teniendo en cuenta que plantar una hectárea con caña cuesta unos 1.000 dólares.
Para estos cálculos hay que tener en cuenta los excelentes precios actuales del azúcar en los mercados del mundo y en el plano doméstico. En la Argentina , por la bolsa de 50 kilos se pagaban 70 pesos a mediados del año pasado y en los primeros meses de 2010 valía 150 pesos. Después bajó un poco.
El etanol también tiene una buena cotización. Lo destilan cuatro ingenios tucumanos, pero se sumarán varios más hasta 2011.
La leve caída de la producción azucarera por las heladas y la necesidad de producir grandes cantidades de alcohol, para los clientes habituales (buen y mal gusto) y para el plan de biocombustibles, indican que no habrá excedentes.
Esto es al margen de la posibilidad de exportar, a pesar de las trabas del secretario de Comercio, Guillermo Moreno, para aprovechar los buenos precios del blanco y del crudo.
En cambio, la soja no es yuyo tan resistente como la caña.
Tres plagas de agresivos picudos afectan a los cultivos sojeros, lo que obliga a hacer entre 6 y 7 aplicaciones en cada campaña. Una de esas plagas es combativa desde hace 15 años y está más o menos resuelta, pero otra se registra desde hace unos 7 años y es difícil erradicar.
¿Y EL MAÍZ?
En los números de los productores de granos empezó a descartarse el maíz en las rotaciones con la soja.
Tucumán tenía una reducida área con ese cereal, pero la realidad empezó a cambiar, y los precios también son interesantes.
Las producciones maiceras, que eran de 6.000 kilos por hectárea, subieron a unos 9.000 kilos, debido a las nuevas variedades transgénicas, que resisten a las plagas.
Aunque en algunos costos, como el transporte a Rosario, gana la soja, el maíz tiene otras ventajas. Una de ellas es el rastrojo que queda en los campos. Con esa base, en las rotaciones, se logran mejores producciones de soja, como se registra en el este tucumano.