Dentro del amplio abanico temático ofrecido por la institución, en el área de calidad de vida se encuentra el genoma de la papa y “Aula Huerta, Aula Abierta”, mientras que la “vaca mochilera” se ubica en el sector dedicado a la innovación en ganadería.
De la mano de la biotecnología, el INTA contribuyó a descifrar completamente el genoma de la papa, el tercer alimento de importancia mundial. Este hallazgo permite entender cómo funciona ese cultivo e identificar genes fundamentales que puedan perfeccionar el rendimiento y la sanidad, así como los aspectos nutricionales e industriales de su producción.
“Esto es recién el punto de partida para una gran variedad de proyectos”, declaró Sergio Feingold, responsable del Laboratorio de Agrobiotecnología del INTA Balcarce. Al mismo tiempo, el descubrimiento podría revolucionar tanto los programas de mejoramiento genético como la manera de explorar la diversidad del germoplasma. “Estamos próximos a obtener la versión definitiva del genoma, ordenado en cromosomas, con todos los genes identificados y localizados para luego poder determinar cuál es la función de cada uno”, agregó Feingold.
Por otra parte, también está presente el proyecto de Aula Huerta, Aula Abierta, una experiencia de educación alimentaria, comunitaria y ambiental a partir de la huerta escolar, en la busca de espacios para la construcción colectiva de hábitos saludables y solidarios. El proyecto encontró un espacio innovador para el aprendizaje y la inclusión, profundizando los conocimientos en educación alimentaria y auto producción de alimentos. “Motivamos a los chicos, a través de los juegos interactivos, para que innoven en su alimentación”, declaró Silvina Odetto, referente del proyecto. “Los chicos tienen una aceptación natural a este tipo de actividades”, agregó.
En ese mismo espacio, durante la tarde de hoy, el Pro-Huerta contará con la participación del chef Martiniano Molina, quien tiene una estrecha relación con el programa, y compartirá con los visitantes los beneficios del consumo de productos provenientes de huertas orgánicas.
Asimismo, en el área de innovación para la agricultura se encuentra Guillermo Berra –del grupo de Determinación de Gases de Efecto Invernadero del Centro de Investigación en Ciencias Veterinarias y Agronómicas de INTA Castelar–, con su investigación sobre ganadería, cambio climático y emisiones de gases con efecto invernadero.
El técnico explicó que “la explotación de bovinos genera más del 30% del total de las emisiones de gases de efecto invernadero del país”, como consecuencia se desarrolló “un sistema electrónico que recolecta y mide los gases ruminales”. El sistema consiste en una mochila instalada sobre el animal y un equipo de telemetría que registra online las emisiones de metano entérico, en condiciones de pastoreo, lo que permite diseñar estrategias de mitigación.